El sueño de las palomas
- Verónica Alejandra River
- 15 abr 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 10 jul 2023
Por Verónica Alejandra River

Hoy la vi en el centro de la ciudad desdibujándose entre la multitud mientras caminaba abriéndose paso con varias bolsas entre las manos. Me pareció verla levitar por un instante justo antes de perder el rastro de su figura en medio de los murmullos, el smog y las miradas lascivas que pretendían arrancar parte de esa gracia que alguna vez me condeno al infierno. ¿Cómo olvidar el motivo de mis delirios hace diecisiete años cuando ella contaba con quince perniciosas primaveras y yo apenas si lograba mantenerme en pie con mis catorce? Fue un instante de epifanía mortal con el estupor de la tarde a mis espaldas.
Era mediodía y nuevamente la vi en mi memoria sentada frente a mí con sus piernas entrecruzadas y su minifalda escolar, jugueteando con los cabellos que le caían hasta la cintura. Yo era la alumna nueva de la clase. Me sentí mareada al recordar esa mirada laberíntica interrogándome una vez más por mi nombre. Un desconocido me ayudo a levantar de la plaza central donde perdí el sentido de manera automática. Era morena, esbelta y tenía un "no sé qué" en su único apellido y en su sonrisa que me recordaba a las garotas que participan cada año en los festivales de Rio de Janeiro. Podría decirse que era, en otras palabras, un “animalito exótico” en medio de la fauna local de esta ciudad incierta. También, si la memoria no me falla, era hija única. Su madre laboraba cinco días a la semana como aseadora en diferentes casas de familias adineradas. En contraste, ambas vivían en una habitación saturada de humedad, escombros y cenizas, olvidadas por Dios pero no por los hombres que frecuentaban la cama de la hija en ausencia de la madre. Había dejado de ser virgen a los nueve. Lo sé porque casi todos los días en los descansos me mostraba una fotografía desgastada de ella que guardaba en la billetera diciéndome con cierta nostalgia: en esta foto yo todavía era virgen. Se la cogió un vecino un día cualquiera.(…)
Diciembre del año 2020
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